Integrarse

Esta semana se celebran en Ferreries las fiestas de Sant barolomeu. Cada pueblo tiene su fiesta y ahora le toca la pueblo donde vivo.Hemos ido a las fiestas de cada pueblo , presenciado los famosos jaleos , bailando en la calle al ritmo de la pomada , y mirando como las familias y amigos se reunian en cada casa encontrando una excusa para juntarse y celebrar aquello que para ellos es el evento mas importate del año. Siempre deseaba estar adentro de una de esas casas. Degustar la comida típica y formar parte de esas risas y de la intimidad del festejo de un pueblo.
Esta semana fuimos observando como las calles del Ferreries , se poblaban de banderines , las señoras se ponían coquetas , los comercios cerraban , los supermercados se llenaban de gente que compra y compra comida tipica . Es tradición tener comida en casa para que, cuando los vecinos pasen a saludar , poder ofrecerles de comer y de tomar.
Ayer salimos con Marce a dar una vuelta , sin saber bien porqué , sólo para ver mas de cerca el desarrollo de los acontecimientos y no mirarlos por la ventana como hasta ahora.
Y allí estaban , cerca de la iglesia , todos y cada uno de los ferreirenses reunidos. Y allí , entre toda la gente , Domingo , el profesor de yoga.
Nos preguntó como andabamos , cómo iba el trabajo y luego nos propuso , porqué no ibamos a la casa a tomar y comer algo.
Pasamos por un bar , nos presentó a su hijo Marc , rasta y mesero , de 27 años.
Luego llegamos a la casa donde la mujer estaba preparando so frito , una comida típica de aquí.
Nos sirvieron cerveza , sobreasada , ruviols , ouvergines , queso de campo, pan, helados...
Nos enseñaron a cocinar recetas típicas menorquinas.
Brindamos con crema catalana. Nos contaron que ellos viven aquí , desde que ésto era campo.
Nos explicaron la tradición de las fiestas.Hablamos de sus hijos, de yoga , de la vida.
Antes de despedirse, nos dieron una bolsita con el so frito que habia preparado joana y un melón de su huerta.
Salimos y caminamos por unas callecitas bailando para festejar tanta calidez.
Llegamos a una plaza , donde soretaban un cordero , para juntar dinero para los jinetes y un grupo de gente bailaba una especie de chachacha al compás del sonido que emitía le grupo "Calipso" . Con melón y so frito en mano , nos pusimos a danzar.
Volvimos a casa. Había sido tan pequeño el evento , tan casual , tan pintorezco. Y nosotros que no cabíamos en nuestra propia alegría.